Cerca del aeropuerto internacional de Liberia. Existe un lugar llamado Dolo Town, una "cárcel" para enfermos de ébola.
Recluidos en su ciudad, puesta en cuarentena por la epidemia de ébola desde hace más de un mes, los 17, 000 habitantes de Dolo
Town, cerca del aeropuerto internacional de Liberia, aguantan cada vez
peor su aislamiento en esta "cárcel" a cielo abierto.
Las calles de Dolo Town están prácticamente vacías, con la excepción de
las filas de personas que esperan la distribución de raciones de arroz,
bajo el control de los soldados que garantizan el bloqueo, arma en mano.
La ciudad fue puesta en cuarentena el pasado 20 de agosto, al mismo
tiempo que West Point, un barrio periférico de Monrovia, y de la
imposición del toque de queda en todo el país, donde se registraron más de la mitad de los 2, 000 muertos que ya ha dejado la epidemia del ébola en África occidental.
A diferencia de West Point, donde el aislamiento de diez días provocó protestas, la población de Dolo Town se lo toma con paciencia.
"Suelo luchar para traer a mi familia algo que comer. Pero aquí
estoy, sentado como un niño mirando a mi mujer y mis hijos todo el día", se resigna Jallah Freeman, un carpintero de 56 años.
"Estoy harto de este aislamiento. Suplicamos al gobierno que lo levante", pide.
La mayor parte de los habitantes trabajan para el gigante estadounidense
del neumático Firestone, muy cerca de aquí, cuya plantación abarca una
superficie de 500 km2.
"Mientras el aislamiento se mantenga, no podemos ir a trabajar. Es una lástima pero, ¿qué podemos hacer? Estamos en una prisión", suspira Mohamed Fofana, uno de los empleados.
La compañía tomó precauciones cuando la mujer de un empleado se contagió
en abril. Pero la producción ha disminuido con la cuarentena.
Bloqueados
En el mercado, trasladado a la
periferia de la ciudad, mujeres sentadas en el borde de la carretera
venden pimienta, aceite, pescado o sal a los clientes, que pasean con
tristeza por unos puestos donde los alimentos cada vez son más escasos.
"Sólo tenemos derecho a ir a un puesto de control donde nuestros
familiares en el exterior pueden venir a traernos la comida y los
productos que necesitamos", explica un comerciante, Kebeh Morris.
A principios de agosto, antes del inicio de la cuarentena, en Dolo Town habían muerto 30 personas, de los que un 90% eran feligreses de una iglesia del sur de la ciudad que aparentemente se contagiaron durante el entierro de un miembro de su congregación.
Los soldados que patrullan la entrada a la ciudad vigilan ahora también
que en los funerales se respeten las normas profilácticas.
Pero muchos habitantes siguen siendo escépticos sobre la presencia del ébola.
"Hace dos semanas que el gobierno decretó la cuarentena y todavía no
se han llevado a ningún enfermo de aquí. Todavía no hemos visto ningún
caso", asegura Reginald Logan.
Nathaniel Kangar, un habitante de Monrovia que acudió a visitar a sus padres, se vio bloqueado a la entrada.
"Estoy obligado a permanecer aquí hasta que termine la cuarentena",
dice. "Respeto las decisiones del gobierno. Estoy de acuerdo con que el
virus existe, pero no con la forma en la que se está actuando en Dolo
Town".
"Cuando vienen a buscar a alguien que presenta síntomas, como los
vómitos o el hipo, no vuelven para decirnos los resultados de las
pruebas", destaca.
Podría afectar a miles más
La epidemia de ébola podría recrudecerse con miles de nuevos casos en
Liberia, advirtió el lunes la OMS, al tiempo que la Unión Africana pedía
el levantamiento de las restricciones para viajar a los países más
afectados.
Desde la aparición del virus en 1976, la actual epidemia es la más grave, tras dejar más de 2, 000 muertos desde principios de año en Liberia, Sierra Leona y Guinea, aunque lo peor estaría aún por venir.
"Se prevén varios miles de nuevos casos en Liberia en las tres próximas semanas", indicó en Ginebra la agencia de salud de Naciones Unidas.
La OMS alertó de un "crecimiento exponencial" en el país, donde
hay una transmisión intensa del virus. La falta de camas disponibles
para el tratamiento del virus favorece una propagación más rápida del
contagio, destacó esta agencia de la ONU.
Según el balance de la organización con fecha 5 de septiembre, más de
4.000 personas se infectaron desde principios de año, de las que 2.097 murieron en los tres países más afectados. También se registraron víctimas en Nigeria y se confirmó una infección en Senegal.
La comunidad internacional se muestra preocupada por la propagación de la epidemia. Dos días después del desbloqueo de 140 millones de euros por parte de la Unión Europea,
el presidente estadounidense, Barack Obama, anunció el domingo que
Estados Unidos movilizaría medios militares para ayudar a luchar contra
una epidemia "fuera de control".
El ejército estadounidense enviará "rápidamente" un hospital de campaña
de 25 camas a Liberia, destinado al personal sanitario, precisó el lunes
el Pentágono.
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